Primero lo primero: un poco de comida
Lo más justo es comenzar diciendo que la gastronomía española es una de las cosas mas alucinantes del mundo o, si esto suena muy exagerado, de Europa. Pocos países de Europa pueden ir haciendo alarde de su oferta gastronómica; en cambio, España puede y debería gritar: ¡tengo una comida increíble! Puestos a comparar España con los demás países de Europa, también habría que decir que esa ventaja que lleva sobre el resto en materia de comida, la lleva también en clima. Mientras en todas partes llueve y se están cagando de frío (salvo excepciones, evidentemente) ahora en pleno otoño, aquí, en Madrid, tenemos un sol radiante que a las seis y pico de la tarde, hora en que escribo este post en el Matadero de Madrid, me está rajando la sien. Y un cielo celeste celeste, como las franjas de la bandera argentina.
Pero primero lo primero: sigamos hablando de comida. Todo este preámbulo no era solo para decir que en España se come de puta madre, aunque quiero que quede clarísimo, sino también para comparar un poco (es básicamente la intención general del blog) lo que comemos acá con lo que comemos allá. Y para ello quiero empezar por referir un hecho: que aunque aquí comamos muchas cosas que allá también (evidentemente, esto no es Plutón), no las nombramos de la misma manera. Esto sucede sobre todo con las frutas y las verduras. Así que empecemos por aprender, y para ello aquí pongo un pequeño glosario, de modo que a la hora de ir al paqui o al indio a comprar las verduras (son esas sobre todo las etnias que llevan adelante este tipo de negocios en Madrid) no perdamos tiempo si somos argentinos buscando zapallitos, pues simplemente no existen en esta parte del mundo, o sepamos perfectamente qué es un calabacín. Y tantas cosas más...
En la primera columna pongo el nombre de las verduras o frutas tal como las llamamos en España, y en la segunda lo pongo como las llamamos en Argentina. Aquí va:
Judías verdes = chaucha
Maíz = choclo
Guisantes = arvejas
Judías = porotos
Calabacín = zucchini
Pimiento = ají o morrón
Alcachofa = alcaucil
Cebolleta = cebolla de verdeo
Fresa = frutilla
Melocotón = durazno
Albaricoque = damasco
Piña = ananá
Aguacate = palta
Patata = papa
Y ya que estoy con la inercia, permítanme seguir con otras comidas fuera del rubro de las frutas y verduras:
Palomitas de maíz = pochoclo
Perrito caliente = pancho
Bizcocho = bizcochuelo
Tarta = torta
Quiche = tarta
Pastelitos = masas finas
Galletas = masas secas
Bollería = facturas
Sándwich = sándwich de miga
Bocadillo = sánguche
Calamares = rabas
Chuleta = bife de chorizo
Solomillo = lomo
Chuletón = bife
Redondo = peceto
Parece un poco tonto todo esto, pero aunque la costumbre y la adaptación lo cura todo, es cierto que estas diferencias al principio pueden obstaculizar aspectos simples de la vida cotidiana. Perdón que insista con los zapallitos, no quiero ser pesada, pero me jode que acá en España no haya. No porque me gustasen especialmente, pero sí porque me apañaban un montón, o sea, un revuelto de zapallitos a la noche cuando llegaba agotada a mi casa después de trabajar y mis mil actividades qué fácil que era. O no saber lo que son las judías y que alguien te diga: por favor, pásame las judías que dejé sobre la encimera. Bueno, qué será la encimera pensé primero. Vale, quiere los porotos que están arriba de la mesada. Por no decir que calabacín se me figuraba como una calabaza pequeña y cuando descubrí que era algo largo y verde, parecido a un pepino, flipé y me costó apropiarme de esa palabra. Ahora la domino a la perfección; será además porque reemplacé el revuelto de zapallitos de mi dieta por calabacín frito en rodajas.
En resumidas cuentas, más allá de las diferencias, que se aprenden y listo, a la hora de comer... ¡qué placer, España, qué placer!
Me encantó
ResponderEliminar