Ir al cine en España
Sabemos, todos lo sabemos a esta altura, que los españoles ven las películas dobladas al español. Bueno, los franceses también ven las películas dobladas al francés, lo aprendí en París. Desconozco cómo es en el resto de Europa pero bienvenida sea cualquier info al respecto.
Cuando digo que los españoles lo ven así, me refiero a que en las salas de cine las películas se ofrecen de esa manera. Y que, en general, la masa está acostumbrada a mirar el cine doblado.
La industria del doblaje es una industria muy grande en este país, y forma parte de la cultura de los españoles. Reconocen a Robert De Niro por su voz, pero no por su voz real (que no conocen porque es muy probable que nunca la hayan oído) sino por la voz del doblador de Robert De Niro. E identifican esa voz con ese actor; les quedó pegado. Pero lo curioso es que ese mismo doblador dobla también a Al Pacino (y a muchos más!) y toda la comunidad que forma parte de esta cultura lo acepta. Nunca nadie dijo: che, Robert De Niro tiene la misma voz que Al APacino y eso ya no lo soporto, hace que no me los crea. Todo lo contrario, les encanta. Por supuesto, eso pasa con muchos actores y dobladores (que un mismo doblador lo hace para varios actores que ya tiene como asignados) y lo mismo para las voces femeninas (la que dobla a Michelle Pfeiffer dobla también a Julia Roberts). Al respecto, les recomindo visitar este link: http://www.fotogramas.es/Noticias-cine/Las-10-voces-mas-inconfundibles-del-doblaje-espanol.
Por supuesto que las generaciones más jóvenes empiezan a ver el cine subtitulado. Y que existe un sector de jóvenes o intelectuales o culturosos que no soportan el doblaje. También es cierto que los dobladores son personajes muy respetados y queridos en la cultura de este país, y que si muere uno de ellos (sobre todo si muere antes que muchos de los actores a los que dobla) el mundo del cine español se pone de luto. Para muchas generaciones, esas voces (esos doblajes) forman parte de un sonido que lo asocian con la hora de la siesta de los domingos, esa hora en la que con la panza o la tripa llena uno se echa en el sofá a ver la película (por supuesto doblada, eso es así incluso en la Argentina) que ponen en la tele. Y las generaciones que vienen seguramente querrán ver las películas en idioma original porque son niños que van a tener la suerte de ir a colegios bilingues. Lo comento porque todo esto del doblaje y estas cuestiones culturales conviven ahora con una educación estatal bilingue. En la Argentina creo que todavía no tenemos colegios primarios bilingues.
Pero volviendo... la gran diferencia, entonces, es que en la Argentina las películas que se ven en el cine se ofrecen en su idioma original con subtítulos en español. En Madrid, en cambio, existen muy pocos cines donde ver las películas en idioma original. Esos pocos son: la filmoteca (Cine Doré), los cines de Plaza España (tanto los de la calle Martín de los Heros como los de Princesa) y también una tercera sede de estos cines Renoir, que queda en en barrio del Retiro. Los Yelmo Cines, Cinesa, Cines Dream, y por supuesto las salas alternativas como la Cineteca del Matadero o el Pequeños Cine Estudio, pero poco o nada más...
El tema del doblaje de los títulos de las películas ya es otro tema que merece otro post (que será el próximo).
A propósito del tema, descubrí un video maravilloso sobre cine y literatura. Se trata de una mesa redonda en la que participó Roa Bastos, Juan José Saer y Cortázar, además del moderador (un hippie de pelo largo), el director de cine Nicolás Sarquis, que no se sabe qué se tomó, y alguien a quien sentaron a su izquierda que no se sabe quién es, pero que se atreve a hacer unas cuatro observaciones no desacertadas. Comparan leer con ver cine y es una delicia escucharlos imaginarse cosas que aún no existían y hoy nos son tan cotidianas. Pero también hablan del doblaje y del subtitulado. Cortázar siempre tan inteligente y brillante, tan apuesto y tan presente, tan claro y tan sensible; Roa Bastos tan preciso y ordenado, tan docente y metódico, y Saer... un personaje, un delirante, unas ideas mezcladas como sus manos cuando gesticula, pero tan ambicioso de pensar, de decir, de abrir, de arriesgar, tan intelectual!, y tan honesto, tan humano y reflexivo.
Del minuto 32 al minuto 36 hablan del doblaje y del subtitulado (y me parto con la postura de Saer). Y del minuto 51 al 54 (o sea, casi hasta el final, cuando ya comienzan a hablar todos juntos y la cosa se va de las cámaras que los filmaban, lamentablemente...) vuelven a hablar del subtitulado. Es imperdible, disfrútenlo.
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