Una patología dulce, argentina

Empecemos por el canto: mientras que en Argentina cantamos: "Que los cumplas feliz, que los cumplas feliz, que los cumplas, Fulano, que los cumplas feliz", en España cantamos: "Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos, cumpleaños feliz". Últimamente empieza a usarse en España incorporar el nombre del cumpleañero en la canción y entonces en lugar de decir "te deseamos todos" (donde "todos" es el sujeto) se canta "te deseamos, Fulano" (entonces ya no se menciona el sujeto sino el objeto, cosa que parece bastante homenajeante y justo dado que se trata de darle un saludo a alguien).
La primera vez que fui a un cumpleaños en España entoné a grito pelado "Que los...", y parece una tontería, pero cuando nadie más está cantando lo mismo que tú se escucha por sobre todas las demás voces. No supe cómo justificar que no me sabía el Feliz cumpleaños. Igual, la gente no pide explicaciones, solo te echa una mirada y sigue su canto de siempre, al que uno es inmediatamente capaz de incorporarse; después de todo, la letra era fácil y previsible.
Desde hacía muchos años que no preparaba una chocotorta para mi cumple, pero basta que viva en Madrid para desear una con todas las fuerzas. Es un extrañar las Chocolinas.
Las Chocolinas son unas galletitas de chocolate típicas del país sudamericano y la chocotorta es una tarta dulce que se prepara con Chocolinas, dulce de leche y queso crema o de untar.
Hoy es mi cumple (bueno, ya no, aunque en Argentina todavía sí) y ayer hice chocotorta para todos los que conozco. Con cuatro paquetes de Chocolinas, para bien o para mal (soledad o compañía), me alcanzó.


Pero... dónde conseguir las Chocolinas en Madrid? Pues hay un lugar que se llama "Pastelería América". Tiene varias sucursales o al menos rastreé tres. La primera está en la calle Atocha, frente al metro Antón Martín (ese lugar tan mencionado y caminado en Tiempo de silencio, el clásico de la literatura española del censurado Luis Martín-Santos). La segunda (se llama América II) está en Menéndez Palayo. Y la tercera (América III) en Príncipe de Vergara.
Cada paquete de Chocolinas sale 1,50 euros, razonable. 450 grs. de dulce de leche: 4,80 euros. No conseguí Mendicrim, que es la marca de queso con la que se prepara la chocotorta, pero me valió cualquier queso blanco español (0.80 céntimos los 250 grs. de la marca blanca de Carrefour. Los lácteos en España son bastante más baratos que en Argentina).
Pero la pastelería es interesante, además, porque allí se consigue de todo argentino: sándwichs de miga, yerbas mate, golosinas típicas, facturas, alfajores, vinos malbec... casi todas las marcas y los productos argentinos ahí expuestos.


Hasta sal Celusal... No es que sea necesario, pero a veces está bien saber dónde darse un capricho argentino cuando uno vive lejos de casa. Un bocadito Cabsha, un cañoncito de dulce de leche, una empanada criolla, una porción de pascualina... No se puede estar explicando todas y cada una de las cosas qué es lo que son. Son cosas argentinas.
Me alegra haber encontrado esta cadena de productos y marcas típicas. No sé si volveré, mucho menos creo que vuelva a necesitarla, pero al menos sé que está ahí, que hay un rincón de allá aquí.


Mi hermana siempre cuenta que mi tío abuelo, cuando ya tenía demencia senil, aseguraba (y claro que así lo creía) que él había inventado el Mendicrim con dulce de leche. Hombre, estaba delirando, es cierto, pero tal vez no era tan mentira... Los españoles dicen que los argentinos siempre creen que lo inventaron todo. Hombre, la de mi tío abuelo puede que fuera una patología argentina. Pero bueno, era dulce... yo entiendo que alguien con eso delire.

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